Fusilado: Juan Ramón Jiménez




Estudiaba con los jesuitas y tenía 18 años Juan Ramón Jiménez cuando conoció el primer aforismo (máximas se llamaban entonces). Era de Tomás de Kempis y encandilado por su contundencia se dio a la tarea de traducirlo. Dice así: “Si miras lo que eres dentro de ti mismo no tendrás cuidado de lo que de ti digan los demás hombres”. El segundo que compuso fue ya de su caletre, y lo incluyó en una carta a Manuel Bartolomé Cossío con la ortografía que caracterizó al poeta y escritor onubense: “Orden en lo esterior, inquietud en el espíritu”. En sus casi sesenta años de trabajo llegó a escribir cerca de diez mil, entre versiones, acercamientos y variaciones: siempre estuvo recomponiendo tanto su obra poética como sus epigramas, aforismos, máximas o como quiera llamársele a este género que no admite devaneos ni prosapia. Él mismo se calificaba como “metamorfoseador”. El volumen Ideolojía, preparado por Antonio Sánchez Romeralo para la editorial Anthropos —de donde fusilo los que vienen— recoge cerca de cinco mil.

Fotos de Juan Ramón Jiménez hay muchas al alcance de cualquiera en internet. La que pongo aquí ilustra el trabajo artesanal del autor con un aforismo. ¿Escritura automática, inspiración? Jua: sudor, trabajo, sudor hacen a un poeta, a un pensador, a un escritor.

—Hay entre otras, tres clases de mal gusto: el de quien escribe con tinta verde, con tinta morada y con roja.

—En ediciones diferentes, los libros dicen cosa distinta.

—Nunca hago una cosa, sino otra.

—Lo malo está más cerca de lo bueno que lo mediocre.

—Era casi perfecta. Su mayor encanto estaba en el “casi”.

—Actual; es decir, clásico; es decir, eterno.

—En jeneral, todo gran escritor que empieza turbulentamente acaba por ser correcto; todo el que empieza correcto acaba por ser desaliñado.

—... Pero el mejor llevará siempre contra sí el remordimiento de los peores.

—Fuerza y fracaso suman buena melancolía; fracaso y debilidad, desesperación mala.

—De la mujer que habla con nosotros, el paisaje de su vista.

—Mejor callar que hablar; mejor soñar que callar; mejor leer que soñar o pensar solo. Leyendo, el mismo silencio se calla y podemos pensar o soñar en compañía.

—Mi calle no me lleva, mi casa no me limita.

—Remedios contra la sensualidad, amor; contra el amor, trabajo; contra el trabajo, sensualidad.

—En poesía la forma debe ir por dentro, la idea por fuera.

—En el momento sexual los pies son como pezuñas, los brazos como alas.

—Donde quiera que la jente se esté riendo, tened la seguridad de que hay algo que llorar.

—La ciencia cristiana: a investigar, a investigar, pero ¡cuidado con descubrir!

—¡Qué tristeza esta de morir sin haber visto todos los paisajes, sin haber leído todos los libros!

—Detesto esa prosa seguida, horizontal, purista de buen gusto, que se considera en jeneral el ejemplo de la prosa. Y la prosa, como el verso, como la buena habla, creo yo, han de ser personales, inventivos, diferentes en cada caso, con sus subibajas, sus encuentros, sus caídas vivas, sus luces y sus sombras.

—La perfección de la forma artística no está en su exaltación, sino en su desaparición; no en hacer una prosa mala o desaliñada, sino en hacerla tan buena que parezca que no existe.

—Ni el elojio me inquieta ni la censura me conmueve. Soy lo que soy. Nada me añade el aplauso y nada me quita el insulto.

—No hay dibujantes mejores que el polvo y la sombra.

—Gustar pero no del todo.

—Quien escribe como se habla, irá más lejos y será más hablado que quien escribe como se escribe.

—Como era de esperar, en este 1923 se está confundiendo “sencillez” con “simpleza”; “intelectualismo” con “intelectualería”; “claridad” con “vulgaridad”; “vida” con “periodismo”; “cultura” con “filología”, con “lectura secundaria”, con “exhumación”; “crítica” con “desahogo”.

—¿Cuándo, señoras y caballeros, vamos a borrar el vocablejo interesante de bocas y papeles?

—¿Lo cursi? Un piano en un jardín, una luz a medio día, un bastón de carey y oro, pis por orina o mea, etc.

—Todas las mañanas resucito a mis muertos.

Lo fusilamos de: Juan Ramón Jiménez, Ideolojía (1897-1957), Barcelona, Anthropos, 1990. Edición a cargo de Antonio Sánchez Romeralo.

Comentarios

Mauricio ha dicho que…
MUY INTERESANTE TU BLOG Y LOS AFORISMOS SON UNA GRATA SORPRESA DE LA PERSONALIDAD DE JUAN RAMON,
http://corporacionalcoholicadeescritores.blogspot.com/
Anónimo ha dicho que…
Querido Abrelatas,

gracias por mostrarnos una faceta de Juan Ramón que trasciende los burritos tiernos.

Te quiere,

Platero.
Anónimo ha dicho que…
gua, gua, gua
Anónimo ha dicho que…
Tengo problemas con los aforismos: No los entiendo.
Camilo Jiménez ha dicho que…
¡A mí me embrujan! Condensan en dos, tres líneas profundidad filosófica con expresión poética. Y como muchas cláusulas filosóficas, como muchos versos, escapan a la lógica cartesiana, racional. Quizá en esa extrañeza que a ratos generan esté su más fino encanto...